Pasa el tiempo y me doy cuenta de que cada vez soy menos tolerante. Es como si la paciencia y el aguante se me estuvieran agotando con la edad. Ser consciente de que tengo la correa cada vez más corta no me deja más tranquila, sino todo lo contrario: me preocupa bastante.
Y es que no puedo evitarlo. Me molesta la gente que dice tonterías, los autocompasivos, las víctimas, los irresponsables, las hipocresías y las estupideces hasta el punto que estoy dejando de fingir sonrisas y buenos modales cuando estoy ante personas así. Precisamente esto es lo que me da miedo!! La situación ha llegado a un límite y estoy al borde de saltar al lado de la mala educación.
Me explico: antes, al menos era capaz de fingir empatía cuando no la sentía e intentaba ser comprensiva ante casos puntuales. Ahora, casi me da igual quedar mal o quedar bien. Simplemente, si me molesta no finjo: me callo y poco a poco le voy cogiendo manía a la persona en cuestión.
Un ejemplo tonto: el jueves pasado decidí que odiaba a la gente que no usa los intermitentes al conducir. Segundos después me dije a mi misma que eso era una barbaridad, que el odio es algo más fuerte de lo que deben provocarme unos sencillos intermitentes, pero lo cierto es que eso era lo que sentía.
En el caso de los intermitentes no afecta a ninguna persona concreta de mi entorno, pero hay algunas ocasiones en que esta sensación de “odio” está dirigida de forma personal. Esto es lo que me preocupa.
No sé si será la edad, la “madurez”, el estrés o qué, pero mi nivel de tolerancia baja por días y me asusta. Ya mismo será un ogro que no soporta a nadie y a quien nadie soporta!!!
