Días, horas, noches, años, lágrimas, ilusiones… Toda la vida construyendo un castillo de naipes, soñando cada día con terminarlo para disfrutarlo, sufriendo cuando tiemblan el suelo de sus pilares por si se cae, suplicando al destino para que no se desmorone a la mínima que sopla un poco de viento.
Y cuando ya tienes el castillo construido, con todas las cartas bien colocadas a tu gusto, al gusto de los que te rodean, al gusto de la sociedad, al gusto de aquellos para los que quieres estar a la altura, al gusto de lo adecuado… En ese momento lo único que te apetece es soplar tan fuerte como puedas para desmontar el castillo y poder empezar de nuevo.
Y sí, es posible que reutilizaras algunas cartas, ¿pero cuántas no se desecharían para sustituirlas por nuevas? ¿Y si ya no quieres ningún castillo?
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