Es difícil controlar cuándo las cargas ajenas pesan demasiado. Más aún, saber cuándo te están impidiendo liberarte de las propias...
Y la responsabilidad del exceso no suele ser nunca del que descarga, sino de los que tenemos tendencia a cargar, e incluso lo atraemos. Pero llega es momento en que uno ya no sabe distinguir con claridad cuáles son suyas, cuáles están justificadas, cuáles tienen derecho a quitarte el sueño, qué es prioritario y lo más importante, ¿qué hacer con ellas?
Lo que sí es cierto es que cada día la vida enseña un poquito más a valorar a quienes nos rodean. El "Top Five", como dice mi Morsi! Porque eso no son cargas. Eso es un honor. Es lo que nos hace grandes. Juntos, juntas, lejos, cerca, tocándonos o por skype o whatssap. Da igual cómo, pero compartiendo cargas. Porque ahí las tuyas son mías y las mías ya pesan menos.